Volviendo a casa [Privado/Sunny-Taeyong]

Finalmente estaba ahí, había vuelto a casa después de seis meses lejos del único lugar que consideraba su hogar. Esta vez, no iba solo, estaba con una persona muy especial para una de sus mejores amigas. Taeyong era el hermano biológico de Sunny y ahora, tenía en su cuerpo a uno de los seres celestiales que llenaban el mundo y estaban ahí para protegerlos.

Había conducido su auto por la carretera hasta llegar a la mansión, un hermoso lugar en el que los humanos siempre encontraban refugio y protección, un hermoso sitio en el que la Hermandad también tenía su centro de operaciones,pero sobre todo, el lugar en el que su familia era protegida todo el tiempo. Había dejado de ver a sus sobrinos y tenía algunos regalos para ellos, sabía perfectamente que le gustaba a cada uno. También tenía regalos para sus hermosas amigas y para algunos de los chicos que se entrenaban bajo su mando. Desde que la guerra había acabado, no era necesario que él como sub líder de la Hermanada estuviera ahí, muchas de sus responsabilidades las cubría un "suplente" que se entrenaba como erudito.

El permiso que Hyo le había dado para apartarse de la sociedad era para el bien de todos, había cumplido misiones al rededor del mundo y había aprendido muchas más cosas, gracias a sus habilidades se había convertido en una fuente de información para educar a los nuevos reclutas de la sociedad. Sabía también que se encerraría por varias horas para escribir lo que había aprendido y visto, no es como si lo olvidara, pero para un ser cuyo mortalidad esta siempre presente, era necesario que hubiera registros escritos de sus conocimientos. Era emocionante regresar a ese mundo, en el que no era nada más un chico común.

-Pronto llegaremos, verás que te gustará la mansión... hay muchas cosas que ver, además Sunny estará feliz de verte -Miraba al chico a su lado, mientras bajaba sus  maletas del auto que había recibido como regalo por parte de sus amigas. Caminó hacia la puerta y tocó, esperando a que le abrieran, aunque estaba seguro de que ya sabían que estaba ahí.

Estaba de cierta forma ansioso, y era la primera vez que sentía tal sensación de una manera tan tremenda, cuando estaba en el cielo, todo era tan tranquilo, tan pacífico, la necesidad, la desesperación, la impaciencia eran cosas que rara vez se mostraban por ahí, únicamente se veía en aquellos hermanos que regresaban para distanciarse de las emociones negativas que los humanos podían llevar consigo, pero ¿Cómo un humano podía sentir emociones tan negativas? Era algo que se preguntaba mucho Jeliel, pero todo eso era lo que caracterizaba las creaciones de Dios, por eso había que amarlos tanto, había que entenderlos, protegerlos y ayudarles y él, por lo menos, no desobedecía esa parte. Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labiales conforme la parte de la ciudad se iba ‘perdiendo’ mientras estaban avanzando en aquel auto, notando que lo único que se veía ahora, era una gran, gran vegetación, bastante interesante, agradable y que daba una nueva sensación de calma y de curiosidad en su cuerpo, se preguntaba cómo sería sentir el césped en su espalda, en las palmas de sus manos, contra su rostro, el olor y ese aroma que tenía cuando se mojaba, según los humanos.

Tan solo se acomodó en su asiento y veía el camino que seguía y seguía, jugando levemente con los botones de aquella chamarra de rayas negras que tenía, mientras abultaba los labios un poco, como si estuviera realmente inquieto por lo que estaba viendo, por el tiempo que transcurría, no era normal, pero al menos realmente intentaba calmarse y no preguntar cada cinco segundos sobre cada una de las cosas, además, ahora en pocos momentos vería a su hermana, tanto angélica como también de sangre, lo cual no pudo evitar que esa sonrisa se volviera un poco más grande conforme más lo pensaba. —Yo sé que Sunny lo estará, también yo... Y tengo muchas ganas de ver a Zaphkiel —. Dijo enseguida mientras comenzaba a bajar del auto para ayudar al mayor a bajar las maletas, además de que claro, sujetaba la de él en esos momentos, además de aquella bolsa que el mismo TaeYong nunca soltaba, desde que había sido bastante pequeño.

Dejó salir un largo suspiró y escuchó como sonaba aquella puerta, aunque el ángel, curioso, apretó aquel botón que estaba cercano a la misma, haciendo que se escuchara el sonido de ese timbre, dejando salir una pequeña risa enseguida por lo mismo. —No me resistí —. Sacó levemente la punta de su lengua por aquello y cerró por unos momentos sus parpados, para así ver directamente hacia la puerta, esperando cualquier figura que se viera por esta en cuanto se abriera.