Firʂt step || CERRADO ||

El peor momento fue el descubrir que no necesitaba de luz para poder ubicarse o moverse, ni siquiera para poder leer. Una extraña sensación de claustrofobia le estaba atacando: la oscuridad nunca le habia molestado, todo lo contrario, la buscaba muchas veces para sentirse fresco y cómodo en cualquier actividad que realizará -estudiaba o leía con solo una lámpara pequeña que fuera suficiente para no empeorar su vista-... pero todo se torna distinto cuando sientes esas terribles ganas de encenderla para sentirte seguro de que nada de lo que estaba pasando era real.

SuHoon jamás se había considerado una persona miedosa. Esos “temores infantiles” nunca los llegó a comprender (si existían los fantasmas no podían dañarte, nadie saldría a atraparte cuando apagaras la luz y corrieras por la escalera, los bichos los podía aplastar  y un payaso no era alguien más que una persona que con maquillaje en la cara). Creía que había otro tipo de cosas a las cuales era mejor temer y prevenir: dar la mano a tu madre al caminar para no perderse, no hablar con extraños...dejar las puertas abiertas para cualquier extraño. Justamente lo que le estaba carcomiendo la cabeza sobre esa noche: una puerta o ventana mal cerrada debió ser lo que hizo más fácil el acceso a su…¿agresor? No estaba seguro de cómo llamarle.

Todo era una irónica, broma macabra del destino para burlarse de él por no creer en monstruos.  

Necesitaba salir de estado de caos y pronto, a como fuera.

Fue un largo rato en lo que la intensidad del foco de la sala le dejó de perforar la vista; el estaba hecho un ovillo en el piso y parecía que alguien le estuviera dejando el foco del techo justamente en las pupilas. ¿Le dolía la cabeza? Le molestaba todo, estaba mareado, pero no sentía algo en el cuerpo que le dijera que le dolía. Y por Dios, jamás había tenido tanta sed en su vida, la garganta hasta le ardía en exigencia por beber…  De no estar manchado de sangre por todas partes  y con una extensa carta que le daba la bienvenida a la inmortalidad, creería fácilmente que estaba en la peor de sus resacas, donde incluía una pérdida de memoria de que hubiera tomado con anterioridad hasta el tiempo en el que había estado retorciéndose y durmiendo en el suelo. Debía olvidarse de la lógica, ya no le servía  estaba más que comprobado de que lo que éĺ consideraba “lógico” le había abandonado; sus esperanzas y destino estaban ahora en aquella carta donde decía todo lo que necesitaba ahora para esa “nueva no vida” -que era como estaba escrito después de ‘bienvenido’-.

El primer paso era reconocer su existencia, aceptarse.

-Soy un vampiro…-Decirlo en voz alta no había resultado tan ridículo como creyó que sería( pero eso no evitó que resoplara y se despeinara, aún más, el cabello en frustración), no cuando estaba frente al espejo del baño; l color de los contact lense azules se veía turbio, y solo cuando se los quito es que notó es que se vio por primera vez sus pupilas rojas, intensas y sin algún otro pigmento... El SuHoon del espejo se veía aterrado. Sus dedos recorrieron su rostro, exactamente las líneas de las venas que se traslucían en su piel más blanca que nunca. Era él, se podía reconocer...pero a medias.



Quien fuera que le había escrito debía estar de broma, sobre todo si lo que le seguía era la explicación a esa horrible sed que le estaba por volver loco. Abrió sus labios y pudo notar de que indudablemente sus colmillos eran más pronunciados, y al tocarlos filosos. No podía ser cierto que tuviera que beber sangre humana por el resto de su vida para poder seguir viviendo.

-No es cierto, no será así- Rápidamente se lavó la sangre seca, tiró la camisa a un lado y se puso una sudadera negra limpia. El encierro le estaba haciendo pensar en tonterías y creer en una carta que firmaba al final con un “Nos veremos pronto, hijo”, sin darle siquiera un nombre. ¿Cómo podía creer ciegamente a todas esas letras? Iba a demostrarse que no necesitaba tomar sangre, y menos que podía matar por ella.

En el umbral de su departamento se quedo viendo hacia la puerta, con la llave en la cerradura… ¿Aun era una tontería cerrar con llave para seguridad de su hogar?  Ya no podía pasarle nada… De nuevo volvió a resoplar con hastío, con todo y esa locura que le estaba quemando la garganta aseguro la puerta.