[Abierto] Ciudad de canales ...

Venecia...

Caminaba por las calles de la hermosa "ciudad de los canales", observando el correr del agua que estaba a su costado derecho, disfrutando de la tranquilidad del espacio, aunque un tanto cansado del olor tan característico de la ciudad, la humedad no era algo que disfrutara realmente. Esa mañana, al despertar, se había topado con que Tae no estaba en la habitación. Pensaba que era de lo más normal, era un chico a final de cuentas y debía estar curioso de explorar, a su edad, él mismo lo hubiera estado.

Fue por eso que decidió salir a dar una vuelta, pensar y reflexionar un poco sobre los acontecimientos que habían ocurrido días antes. Realmente no estaba convencido de volver tan rápido a Italia, aunque siempre volvía y se encargaba de sus asuntos en la galería, además de sus deberes en la mansión Stelle. Se preguntaba como estaban todos y que seguramente, vería más crecidos a sus amados sobrinos, a los que les llevaba varios regalos, que seguramente sus amigas no aprobarían, sobre todo el juego de dagas para Mike y el cuadro renacentista que llevaba para la habitación de Erina. Pero bueno... ¿Qué no era trabajo de los tíos malcriar a sus sobrinos?

Mika, era un humano de presentimientos y justo volver a Italia le causaba uno malo. Sentía en las fibras de su anatomía que algo estaba por pasar... no podía decir si era bueno o malo, pero tenía esa sensación en el pecho que le alertaba de que algo estaba por pasar. Aunque ese día no deseaba preocuparse de más, se lo había puesto como meta.

Disfrutaría de la vista y debía permanecer positivo, pues su misión aún no concluía y deseaba llevar a Tae con vida a su hermana, además de enseñarle algunas cosas del mundo al que había decidido bajar. Siempre pensó que los ángeles debían entusiasmados por conocer la tierra y experimentar todas aquellas emociones que solo los humanos poseían. Era por eso que pedían permiso y se unían a un humano, o algo así le había explicado su amiga alada.

La ciudad apenas despertaba, los puestos se abrían y los toldos multicolores formaban un puente majestuoso sobre el río. El humano, deseo poder congelar ese momento y tomó la cámara que llevaba en su mochila, comenzando a fotografiar algunas de las vistas de aquella ciudad mágica entre canales.

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