Park YooHwan

Apodos: Ricky

Edad: 24

Orientación Sexual: Bisexual

Nacionalidad: Surcoreano

Raza: Humano.

Personalidad: Un ser de carácter no muy complicado. De temple tranquilo, sentido del humor, bastante paciencia y tolerancia, tiene facilidad para llevarse con la gente. No habla demasiado, pero sabe charlar cuando la persona contraria desea hacerlo; suele ser directo si la ocasión se lo provoca, y bastante impulsivo si la situación se lo demanda. Piensa antes de hablar, pero no siempre se guarda lo que debería. Es inteligente, precavido, talentoso y tiene la muy desarrollada habilidad de enmascarar sus sentimientos. Noble, cuidadoso, aunque algo desordenado; si su paciencia se colma, es difícil tranquilizarle. No le gusta dejarse llevar por las primeras impresiones, así como tampoco le agrada asumir las cosas. Si tiene un problema, siempre lo hablará con la persona correspondiente. Es hábil y de mente abierta a la curiosidad.

Apariencia: Quien conoce a Yoochun, su hermano mayor, no dudará un sólo instante en el parentezco. Sus cejas están trazadas en nobles y sutiles arcos que descansan a moderada distancia del curvo y naturalmente rasgado par de orbes castañas; su nariz es algo burda, regalándole masculinidad que contrasta con la pequeña y trazada boca que posee. Normalmente lleva el cabello corto en tonalidades cobrizas u oscuras, que con el flequillo en la frente brindan profundidad a su mirada. No puede quejarse, su estatura es 'promedio'; unos escasos centímetros bajo el 1.80. Su complexión es bien formada pero no deja de hacerle ver muy delgado, además de la tez clara que acentúa aquella característica, pues su rostro siempre se percibe pálido...

Un 9 de Marzo, hace exactamente 24 años comenzó todo. Corea fue el destino al que la vida le otorgó pertenecer y del cual sólo pudo disfrutar por 9 otoños; justo a esa edad, se vio mudándose a la capital del Reino Unido, completamente confundido y con su hermano mayor como único apoyo entre las seguidas discusiones de sus padres.
El tiempo le fue injusto y... muy pocos días después de tantos gritos e inconformidades, la pareja llegó al divorcio, quebrando su infantil corazón en mil y un pedazos, viéndose obligado a quedarse con su padre, regresar a Seúl y no ver en muchísimos años a su tan querido y bastante necesario hermano mayor.

En forma de vida no podía quejarse; tuvo todo lo que necesitó y jamás sufrió hambre o presiones por dinero, sin embargo, bien saben las almas que eso no lo es todo. Días, semanas, meses de intranquilidad al estar lejos de su misma sangre se le fueron acumulando sin filtro alguno. Insistió a su padre en que deseaba ver a su compañero de juegos y tan valioso confidente, sin embargo éste no accedió, prohibiéndole además cualquier tipo de contacto con aquella parte de su propia familia.

Siendo un puberto se rebeló impulsivamente incontables ocasiones, creyendo que de esa manera alcanzarían a su padre los fuertes, constantes y claros gritos de su inconformidad; llegadas tardías, descuidos intencionales, irresponsabilidades importantes, pero... nada parecía realmente funcionar, derivando al acostumbrado sermón, gritos, malas palabras y cual cereza del pastel: castigos... que vaya que no ayudaban en absoluto, haciéndole sentir un crío más que un joven en pleno desarrollo. Por suerte y con ayuda de una amistad bastante cercana fue adquiriendo madurez, cansándose del caos y decidiendo así cesar sus inútiles malos ratos para enfocarse en un mejor plan: conseguir un futuro con éxitos para así independizarse y lograr encontrarse con ese trozo tan grande y especial que fue arrebatado de su existencia.

Los problemas parecieron desaparecer de la noche a la mañana, permitiéndole gozar de días completamente brillantes en su escuela; de vez en cuando con clandestinas llamadas de su hermano. Y entonces, llegó el teatro...
Su vida no habría cobrado ese faltante sentido de no ser por el Taller de Arte Dramático en la preparatoria. Tranquilo y con motivación, destacó en todos y cada uno de sus papeles, lleno de pasión a pesar de que varios de éstos fuesen secundarios. Disfrutaba lo que hacía y aunque no llenaba el hueco de la añoranza, pudo darle satifacción y fuerzas para creer en ese mañana que esperaba.

La paciencia se fue sembrando en su interior, dejándole despertar cada mañana con una seguridad nueva y llena de fuerza. Su visión era mejor, afortunadamente.

La actuación se volvió parte de sus días, siendo algo casi indispensable. Otro par de años pasó y fue entonces que con el apoyo espiritual de su tan amada madre y hermano, logró volverla su profesión. Pequeños comerciales, sesiones de fotografías, apariciones en capítulos de series o partes de alguna película. Iba creciendo como persona y como el 'artista' que llevaba dentro. No podía pedir más... sólo quizás, recuperar el tiempo en el que no pudo estar con sus seres más queridos.

La oportunidad llegó a los 24. Sabía el paradero de su hermano y al tener acceso a una beca para perfeccionarse en las artes escénicas, decidió como indiscutible destino la bella Italia, ¿qué mejor que Europa para el aprendizaje del arte y... el tan esperado encuentro?. El punto en el mapa estaba marcado de forma definitiva... Su porvenir era lo que ahora estaría jugando.

Lo que le gusta/odia: Lo que le gusta: Los juegos de computadora. La música. El chocolate blanco. La menta. Las aves. Las frutas. Lo que odia: La arrogancia. La violencia. La ebriedad.


Miedos/Fobias: La traición.

Otros: Tiene el tatuaje de un águila en la espalda, contorneada por la frase 'Always keep the faith' y comparte otro de dos plumas en la pantorrilla izquierda con su hermano, como símbolo de la relación tan fuerte que existe entre ambos.