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Cho HaeNa [Demonio]
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Cho HaeNa [Demonio]
Cho Hae Na
Información general
Información general
Apodos: No tiene.
Edad: 23 años.
Orientación Sexual: Bisexual.
Nacionalidad: Coreana.
Raza: Demonio.
Personalidad: Hae Na es una chica tranquila. No hay muchas cosas que le molesten, pero cuando la sacan de quicio es cuando saca a relucir un nulo autocontrol con respecto a lo que dice o lo que hace. En esos casos es muy difícil que se tranquilice por lo que mejor es dejarla sola. También es una persona que adora obtener lo que quiere. No recurre a bajezas para ello pero hace lo que puede para lograr su cometido. Suele ser demasiado infantil y caprichosa cuando no tiene lo que quiere. Es alguien que disfruta de ser consentida, adulada y halagada. Su ego puede ser realmente alto y a veces suele ver por debajo a los demás. Se vale de su aspecto para encubrir quien realmente es, ya que al ser tranquila puede engañar fácilmente que es una dulce chica que no haría daño a nadie. Pero no es así, internamente disfruta del dolor ajeno, del sufrimiento mientras no sea ella la involucrada. Podría decirse con todo esto que es una excelente doble cara. Es alguien que expresa su sentir de inmediato, pero si es estrictamente necesario puede reprimir sus emociones para poder pasar desapercibida.
Sus reacciones ante los imprevistos o sorpresas es con toda la tranquilidad del mundo, es imposible asustarla a menos que se trate de su fobia. Su trato con la gente es bastante cordial, porque sabe que siendo amable es la mejor manera de acercarse y cuando menos lo esperen, si así lo considera, aprovechar los beneficios que esa cordialidad podría traer. Pero eso sí, solamente es educada con las personas que podrían serle de utilidad o que encuentre sumamente interesantes. Cuando alguien le interesa es meramente atracción, no considera necesario el amor y romance: solamente volteará a verte si es algo sexual, o porque tienes algo que le puede ser realmente útil. O simplemente un entretenimiento pasajero. Sabe medir riesgos y calcular posibilidades, sabe cuándo desistir en algo, porque ella no corre riesgos en absolutamente nada, es demasiado egoísta como para hacerse daño a sí misma. Además de que odia perder, pero sabe mantener las apariencias hasta encontrar el momento adecuado para vengarse.
Apariencia: HaeNa posee cabello castaño que gran parte del tiempo es largo hasta los hombros. A veces lo cambia de color por un tono más claro o castaño, o simplemente hacerse mechones en el cabello. Según como le dé la gana, pero eso sí, tiene que lucirle muy bien. Siempre lo lleva suelto, muy rara vez atado o con accesorios en el cabello. Sus ojos son color marrón claro, nada especiales, pero algo que los hace realmente atrayentes es la inocencia que proyectan, como si nada pudiera corromperla. Además de que adquieren una curiosa forma cuando sonríe, ya que sus ojos se cierran parcialmente cuando eso sucede, además de que incrementa su aparente inocencia y la convierte en alguien adorable. Su sonrisa es uno de sus rasgos más distintivos. De piel clara, adora cuidarla para no perder esa tonalidad. Su altura es de 1.70 m, por lo que es bastante alta para el promedio de su país natal. Por lo tanto, sus piernas son bastante largas y bien torneadas, ya que gusta de ejercitarse a menudo. No posee atributos exagerado, pero sí los justos para decir que tiene un cuerpo bien formado.
El cielo comenzaba a ser un lugar aburrido. Siglos y siglos haciendo las mismas cosas no le parecía ya algo que pudiera continuar haciendo. Todos sus hermanos celestiales estaban demasiado contentos haciendo lo se siempre, no parecían molestarse por hacer lo mismo desde hace quién sabe cuánto. Pero ese ángel creía que necesitaba emoción. Ya varias veces preguntó si podía ser ángel custodio, pero no, siempre le era negado justificando que el creador le tenía algo asignado, una tarea mucho más importante. Pero no le veía nada de importante a cantar alabanzas todo el tiempo. Dudaba si eso podría ser la enorme tarea para la que fue hecho, pero vamos, la existencia necesitaba emociones. Por lo que un día, descendió a la Tierra sin permiso. “Dios todo lo ve”. Con ese pensamiento bajaba, pero ya se las arreglaría para el castigo que quizás le tenían preparado. Además de que con algo inesperado que le iba a suceder ahí abajo tendría más que suficiente para toda la eternidad.
Había descendido en un lugar solitario, donde lo único que se veía era el espeso bosque que le rodeaba. No había asentamientos o algo así que pudiera indicar la presencia humana, pero era lo de menos, volaría hasta encontrar algo que le llamara la atención. En sus andanzas, una energía conocida, que se suponía tenía que repeler, se le acercó.
—¿Por qué andas en donde los mortales habitan? No es sitio para alguien como tú— le dijo. Un demonio, uno demasiado poderoso como para hacerle frente. Y no era de esos ángeles especializados que eran parte del ejército celestial.
—Solamente busco... Mi propia respuesta— mintió. El demonio sonrió, o al menos era lo que aquella rasgadura en el “rostro” daba a entender. Era un ser que apenas podía materializarse pero no por ello era menos poderoso. Era el segundo pecado de aquel ángel, mentir: el primero fue irse sin permiso. Bueno, todo lo que Dios no aprobaba era pecado, pero precisamente era lo más divertido.
—Respuesta, eh.... Bueno, muchos como tú han encontrado su respuesta sin sus alas— dijo el demonio, mirando con avidez las blancas y puras alas del ángel.
—Son necesarias para mí, tengo que volver al cielo y...
—El problema es que no vas a volver y tú lo sabes- y antes de que el ángel pudiera reaccionar, un horrible sentimiento, acompañado de lo que llamaban dolor, le hizo soltar un alarido, puesto que el demonio le había arrancado las alas de una sola vez, normalmente lo torturaría para ello pero nunca le había arrancado las alas a un celestial de una buena vez. Era igual de divertido. El ángel yacía en el suelo, gimiendo de dolor, ahora no había manera de regresar. ¿Era eso lo que buscaba?
—Si vienes conmigo sabrás lo que es divertido, y no te vas a arrepentir. El Abismo nos espera — dijo el demonio. Si ya no tenía alas, ni volvería al cielo, ¿qué le quedaba? Ese era el precio a su curiosidad, el precio del pecado de haber dudado de lo que le habían dado, por haber dudado de Dios. Tenía libre albedrío pero... No era lo que quería realmente.
En su camino, el demonio le fue enseñando lo que los humanos hacían, cómo eran corrompidos y disfrutaban serlo, además de que continuaban las mismas pautas con sus semejantes. Cómo aquello que llamaban pecado les proporcionaba distintos tipos de placer, y los demonios eran principio de aquello, Disfrutaban estar entre los humanos porque eran seres demasiado sencillos, que a la mínima señal de confort caían en las redes de los demonios. Todo eso notó el ángel que era divertido, que podía disfrutar de ello y alimentarse de toda esa energía que les brindaban los frágiles humanos. Él mismo vivió todo eso, y ya nada lo detendría. No tenían eso en el cielo, después de todo, el dolor de haber perdido sus alas se compensaba con todo eso. El demonio le había explicado que normalmente no salían del Abismo, que ahí tenían todo lo que quisieran. Y ahí se dirigió, en el camino fue aprendiendo todo eso, y una vez en aquel lugar, estaba tan a gusto que no había necesidad de salir de ahí.
—¡Cho HaeNa! ¿Cuántas veces le he dicho que eso está mal? ¡Repita este mediocre informe o ahora mismo la despido!
El grito del jefe resonó por toda la oficina. Se disculpó por ello y regresó a su escritorio. Las risitas de algunos de sus colegas no se hicieron esperar, no era culpa suya que ya no pudiera más con ello. Estaba a punto de estallar. El trabajo, el estrés, las deudas con un maldito mafioso que había contactado para que le consiguiera aquella droga que la mantenía “feliz”. No era cualquier droga, por eso no era fácil conseguirla y mucho menos a un precio razonable. Pero el maldito le había traicionado a último momento, y le había subido la deuda demasiado. Y la renta de su departamento, pagar el móvil nuevo... Todo se había juntado para querer matarla, y no descartaba la posibilidad de lanzarse del bus cuando pasara por algún puente, sería extremo y por qué no, también noticia nacional. Al menos para su muerte llamaría la atención por una vez en su vida. Y por si fuera poco, en días recientes un acosador la seguía, era algo realmente de mala suerte porque no era popular, mucho menos llamaba la atención. Todo era mediocre en la vida de HaeNa, quien estaba considerando suicidarse para huir de eso. Era cobarde, después de todo.
El demonio se había aburrido del Abismo después de todo, nada lo tenía contento ya. Primero el cielo, luego el Abismo... ¿Por qué no explorar de nuevo el fascinante mundo de los humanos? Eran tan diversos que nunca se aburriría, cada uno de ellos era un mundo por explorar. Pero ciertamente adoraba manipular para lograr lo que quería. Y en el lugar que había llegado por casualidad, se topó con la humana perfecta. Era débil por lo que había pasado en la vida, era tan frágil que a la primera podía estallar. Y necesitaba de un cuerpo para poder pasar desapercibido y disfrutar más de los placeres humanos. Además de que, sería divertido manejarla a su antojo y ver qué pasaba. Por eso, un día de aquellos logró atraparla en su departamento, haciendo un trato con ella, le prometió mejorar su vida. Y al estar HaeNa bajo los efectos del alcohol, no dudó. Como era el día de verse con el distribuidor, a éste le sorprendió el cambio en su actitud, así como la manera en la que logró atravesarle el corazón con un trozo de hierro que había encontrado ahí. El lugar del encuentro era el departamento del hombre, que se llenó de policías y curiosos mientras HaeNa miraba a lo lejos, limpiándose la sangre de las manos. Supuso que se le había ido un poco la mano al dejar al hombre colgando de las entrañas en la puerta, pero como no vivían más que unas cuantas familias en ese gran edificio aparte de carecer de seguridad, no fue mala idea.
Como se las había arreglado para extraer una cantidad demasiado generosa de dólares de la casa del tipo -algo realmente estúpido de parte de él- que seguramente iba a usar para pagarle a sus jefes, decidió desaparecer de Seúl en los siguientes días. Buscando un buen país, además de pagar para que agilizaran los trámites del pasaporte, decidió que Italia sería el escenario perfecto para poder comenzar una nueva vida. Y claro, se las arregló para transportar el dinero sin levantar sospechas. Por eso, un día de mayo arribó al aeropuerto de Roma. Lo que tenía que encontrar era un buen lugar para establecerse.
—Es alérgica a las fresas.
—Luego de la posesión, es altamente tolerante al alcohol.
—Aunque solía drogarse, ahora lo hace rara vez.
—En el sexo es demasiado exigente con quien pudiera tener encuentros casuales.
—Le gusta mantenerse callada.
Lo que le gusta/odia:
—Odia el ruido excesivo, excepto si es en un lugar donde sea inevitable que haya demasiado.
—Odia a los niños ruidosos.
—Le gusta matar, por lo que lo hace con quienes le dan ese pretexto.
—Suele ir a las cafeterías poco concurridas en las mañana soleadas.
—Le gustan los gatos aunque es demasiado egoísta e irresponsable para tener uno.
Miedos/Fobias:
—Le tiene fobia a las tormentas eléctricas.
Edad: 23 años.
Orientación Sexual: Bisexual.
Nacionalidad: Coreana.
Raza: Demonio.
Descripción del personaje
Personalidad: Hae Na es una chica tranquila. No hay muchas cosas que le molesten, pero cuando la sacan de quicio es cuando saca a relucir un nulo autocontrol con respecto a lo que dice o lo que hace. En esos casos es muy difícil que se tranquilice por lo que mejor es dejarla sola. También es una persona que adora obtener lo que quiere. No recurre a bajezas para ello pero hace lo que puede para lograr su cometido. Suele ser demasiado infantil y caprichosa cuando no tiene lo que quiere. Es alguien que disfruta de ser consentida, adulada y halagada. Su ego puede ser realmente alto y a veces suele ver por debajo a los demás. Se vale de su aspecto para encubrir quien realmente es, ya que al ser tranquila puede engañar fácilmente que es una dulce chica que no haría daño a nadie. Pero no es así, internamente disfruta del dolor ajeno, del sufrimiento mientras no sea ella la involucrada. Podría decirse con todo esto que es una excelente doble cara. Es alguien que expresa su sentir de inmediato, pero si es estrictamente necesario puede reprimir sus emociones para poder pasar desapercibida.
Sus reacciones ante los imprevistos o sorpresas es con toda la tranquilidad del mundo, es imposible asustarla a menos que se trate de su fobia. Su trato con la gente es bastante cordial, porque sabe que siendo amable es la mejor manera de acercarse y cuando menos lo esperen, si así lo considera, aprovechar los beneficios que esa cordialidad podría traer. Pero eso sí, solamente es educada con las personas que podrían serle de utilidad o que encuentre sumamente interesantes. Cuando alguien le interesa es meramente atracción, no considera necesario el amor y romance: solamente volteará a verte si es algo sexual, o porque tienes algo que le puede ser realmente útil. O simplemente un entretenimiento pasajero. Sabe medir riesgos y calcular posibilidades, sabe cuándo desistir en algo, porque ella no corre riesgos en absolutamente nada, es demasiado egoísta como para hacerse daño a sí misma. Además de que odia perder, pero sabe mantener las apariencias hasta encontrar el momento adecuado para vengarse.
Apariencia: HaeNa posee cabello castaño que gran parte del tiempo es largo hasta los hombros. A veces lo cambia de color por un tono más claro o castaño, o simplemente hacerse mechones en el cabello. Según como le dé la gana, pero eso sí, tiene que lucirle muy bien. Siempre lo lleva suelto, muy rara vez atado o con accesorios en el cabello. Sus ojos son color marrón claro, nada especiales, pero algo que los hace realmente atrayentes es la inocencia que proyectan, como si nada pudiera corromperla. Además de que adquieren una curiosa forma cuando sonríe, ya que sus ojos se cierran parcialmente cuando eso sucede, además de que incrementa su aparente inocencia y la convierte en alguien adorable. Su sonrisa es uno de sus rasgos más distintivos. De piel clara, adora cuidarla para no perder esa tonalidad. Su altura es de 1.70 m, por lo que es bastante alta para el promedio de su país natal. Por lo tanto, sus piernas son bastante largas y bien torneadas, ya que gusta de ejercitarse a menudo. No posee atributos exagerado, pero sí los justos para decir que tiene un cuerpo bien formado.
Historia
El cielo comenzaba a ser un lugar aburrido. Siglos y siglos haciendo las mismas cosas no le parecía ya algo que pudiera continuar haciendo. Todos sus hermanos celestiales estaban demasiado contentos haciendo lo se siempre, no parecían molestarse por hacer lo mismo desde hace quién sabe cuánto. Pero ese ángel creía que necesitaba emoción. Ya varias veces preguntó si podía ser ángel custodio, pero no, siempre le era negado justificando que el creador le tenía algo asignado, una tarea mucho más importante. Pero no le veía nada de importante a cantar alabanzas todo el tiempo. Dudaba si eso podría ser la enorme tarea para la que fue hecho, pero vamos, la existencia necesitaba emociones. Por lo que un día, descendió a la Tierra sin permiso. “Dios todo lo ve”. Con ese pensamiento bajaba, pero ya se las arreglaría para el castigo que quizás le tenían preparado. Además de que con algo inesperado que le iba a suceder ahí abajo tendría más que suficiente para toda la eternidad.
Había descendido en un lugar solitario, donde lo único que se veía era el espeso bosque que le rodeaba. No había asentamientos o algo así que pudiera indicar la presencia humana, pero era lo de menos, volaría hasta encontrar algo que le llamara la atención. En sus andanzas, una energía conocida, que se suponía tenía que repeler, se le acercó.
—¿Por qué andas en donde los mortales habitan? No es sitio para alguien como tú— le dijo. Un demonio, uno demasiado poderoso como para hacerle frente. Y no era de esos ángeles especializados que eran parte del ejército celestial.
—Solamente busco... Mi propia respuesta— mintió. El demonio sonrió, o al menos era lo que aquella rasgadura en el “rostro” daba a entender. Era un ser que apenas podía materializarse pero no por ello era menos poderoso. Era el segundo pecado de aquel ángel, mentir: el primero fue irse sin permiso. Bueno, todo lo que Dios no aprobaba era pecado, pero precisamente era lo más divertido.
—Respuesta, eh.... Bueno, muchos como tú han encontrado su respuesta sin sus alas— dijo el demonio, mirando con avidez las blancas y puras alas del ángel.
—Son necesarias para mí, tengo que volver al cielo y...
—El problema es que no vas a volver y tú lo sabes- y antes de que el ángel pudiera reaccionar, un horrible sentimiento, acompañado de lo que llamaban dolor, le hizo soltar un alarido, puesto que el demonio le había arrancado las alas de una sola vez, normalmente lo torturaría para ello pero nunca le había arrancado las alas a un celestial de una buena vez. Era igual de divertido. El ángel yacía en el suelo, gimiendo de dolor, ahora no había manera de regresar. ¿Era eso lo que buscaba?
—Si vienes conmigo sabrás lo que es divertido, y no te vas a arrepentir. El Abismo nos espera — dijo el demonio. Si ya no tenía alas, ni volvería al cielo, ¿qué le quedaba? Ese era el precio a su curiosidad, el precio del pecado de haber dudado de lo que le habían dado, por haber dudado de Dios. Tenía libre albedrío pero... No era lo que quería realmente.
En su camino, el demonio le fue enseñando lo que los humanos hacían, cómo eran corrompidos y disfrutaban serlo, además de que continuaban las mismas pautas con sus semejantes. Cómo aquello que llamaban pecado les proporcionaba distintos tipos de placer, y los demonios eran principio de aquello, Disfrutaban estar entre los humanos porque eran seres demasiado sencillos, que a la mínima señal de confort caían en las redes de los demonios. Todo eso notó el ángel que era divertido, que podía disfrutar de ello y alimentarse de toda esa energía que les brindaban los frágiles humanos. Él mismo vivió todo eso, y ya nada lo detendría. No tenían eso en el cielo, después de todo, el dolor de haber perdido sus alas se compensaba con todo eso. El demonio le había explicado que normalmente no salían del Abismo, que ahí tenían todo lo que quisieran. Y ahí se dirigió, en el camino fue aprendiendo todo eso, y una vez en aquel lugar, estaba tan a gusto que no había necesidad de salir de ahí.
—¡Cho HaeNa! ¿Cuántas veces le he dicho que eso está mal? ¡Repita este mediocre informe o ahora mismo la despido!
El grito del jefe resonó por toda la oficina. Se disculpó por ello y regresó a su escritorio. Las risitas de algunos de sus colegas no se hicieron esperar, no era culpa suya que ya no pudiera más con ello. Estaba a punto de estallar. El trabajo, el estrés, las deudas con un maldito mafioso que había contactado para que le consiguiera aquella droga que la mantenía “feliz”. No era cualquier droga, por eso no era fácil conseguirla y mucho menos a un precio razonable. Pero el maldito le había traicionado a último momento, y le había subido la deuda demasiado. Y la renta de su departamento, pagar el móvil nuevo... Todo se había juntado para querer matarla, y no descartaba la posibilidad de lanzarse del bus cuando pasara por algún puente, sería extremo y por qué no, también noticia nacional. Al menos para su muerte llamaría la atención por una vez en su vida. Y por si fuera poco, en días recientes un acosador la seguía, era algo realmente de mala suerte porque no era popular, mucho menos llamaba la atención. Todo era mediocre en la vida de HaeNa, quien estaba considerando suicidarse para huir de eso. Era cobarde, después de todo.
El demonio se había aburrido del Abismo después de todo, nada lo tenía contento ya. Primero el cielo, luego el Abismo... ¿Por qué no explorar de nuevo el fascinante mundo de los humanos? Eran tan diversos que nunca se aburriría, cada uno de ellos era un mundo por explorar. Pero ciertamente adoraba manipular para lograr lo que quería. Y en el lugar que había llegado por casualidad, se topó con la humana perfecta. Era débil por lo que había pasado en la vida, era tan frágil que a la primera podía estallar. Y necesitaba de un cuerpo para poder pasar desapercibido y disfrutar más de los placeres humanos. Además de que, sería divertido manejarla a su antojo y ver qué pasaba. Por eso, un día de aquellos logró atraparla en su departamento, haciendo un trato con ella, le prometió mejorar su vida. Y al estar HaeNa bajo los efectos del alcohol, no dudó. Como era el día de verse con el distribuidor, a éste le sorprendió el cambio en su actitud, así como la manera en la que logró atravesarle el corazón con un trozo de hierro que había encontrado ahí. El lugar del encuentro era el departamento del hombre, que se llenó de policías y curiosos mientras HaeNa miraba a lo lejos, limpiándose la sangre de las manos. Supuso que se le había ido un poco la mano al dejar al hombre colgando de las entrañas en la puerta, pero como no vivían más que unas cuantas familias en ese gran edificio aparte de carecer de seguridad, no fue mala idea.
Como se las había arreglado para extraer una cantidad demasiado generosa de dólares de la casa del tipo -algo realmente estúpido de parte de él- que seguramente iba a usar para pagarle a sus jefes, decidió desaparecer de Seúl en los siguientes días. Buscando un buen país, además de pagar para que agilizaran los trámites del pasaporte, decidió que Italia sería el escenario perfecto para poder comenzar una nueva vida. Y claro, se las arregló para transportar el dinero sin levantar sospechas. Por eso, un día de mayo arribó al aeropuerto de Roma. Lo que tenía que encontrar era un buen lugar para establecerse.
Curiosidades
—Es alérgica a las fresas.
—Luego de la posesión, es altamente tolerante al alcohol.
—Aunque solía drogarse, ahora lo hace rara vez.
—En el sexo es demasiado exigente con quien pudiera tener encuentros casuales.
—Le gusta mantenerse callada.
Lo que le gusta/odia:
—Odia el ruido excesivo, excepto si es en un lugar donde sea inevitable que haya demasiado.
—Odia a los niños ruidosos.
—Le gusta matar, por lo que lo hace con quienes le dan ese pretexto.
—Suele ir a las cafeterías poco concurridas en las mañana soleadas.
—Le gustan los gatos aunque es demasiado egoísta e irresponsable para tener uno.
Miedos/Fobias:
—Le tiene fobia a las tormentas eléctricas.
Cho Hae Na- Mensajes : 8
Fecha de inscripción : 28/05/2015
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