Nεw stylε ||CERRADO||

-¡Lamento las molestias!

Fue lo primero que dijo SuHoon al entrar al entrar a la cocina acompañado de una reverencia a su sincera disculpa, todos sus compañeros y demás personal estaban ahí preparándose para el turno de la noche. Uno que otro lanzo suspiros de exasperación, y ¿cómo no hacerlo? se había tardado tanto en decir que ya había arreglado sus horarios para poder volver a trabajar (todo el horario nocturno lo había tomado, diciendo que ahora “estudiaba de día”). Los demás compañeros que le habían dado de buena gana la bienvenida le preguntaron sobre su salud y demás, alegando que igual se veía más pálido que antes; tuvo que negar varias veces diciendo que se sentía mejor que nunca (poco a poco empezaba a beber con más frecuencia y sobre todo, más).

No se sentía el mismo chico de antes, y eso hacía que su humor comenzará a regresar. Había cosas que le hacían sentir mejor al respecto, entre ellas muchas que antes no hubiera podido alcanzar a tener, menos cuando ni siquiera había optado por un club deportivo en la escuela.

Había notado que ya no necesitaba tomar transporte para ir hacia el trabajo, o trasladarse dentro de la ciudad, eso lo notó la noche en que casi perdía el autobús y al echarse correr hacia la parada se había se había hecho apenas y un segundo. A su alrededor nadie se daba cuenta cuando estaba corriendo, ni siquiera les veían empezar el trote, era como si se mezclara en las sombras… Lo que sí se daban cuenta era de cuando llegaba “de la nada” a pararse a un lado de los mortales y les sacaba sustos, ahí era donde había aprendido a controlar la velocidad y sus paradas.

Y no era lo único que debía cuidarse de él, no se imaginaba que al “morir” tuviera aquellas habilidades. Aquel día en que retomó sus actividades laborales había cometido varios errores por culpa de esa extraña fuerza que había adquirido. No fueron muchos, pero gracias a él se habían roto unos cinco platos al momento de empezar a lavarlos; todo el fregadero había terminado con añicos de porcelana que serían descontados de su salario (ahí iba lo de los transportes que no tomaría en la semana).


-Me quedaré a limpiar solo, jefe- Se sentía culpable de los inconvenientes que había hecho después de haber cometido errores ese primer día tras los que había faltado. A varios les causaba curiosidad su sentido de “responsabilidad”,pero él había sido educado de ese modo, jamás iba a poder despegarse de sus raíces coreanas.

Una vez que la cafetería fue cerrada y el vampiro se había quedado con las llaves a cargo es que había empezado a practicar por su cuenta. Solo esperaba que funcionara el método de Miyagi y de los rumores sobre las clases de karate sobre que limpiar daba disciplina y quien sabe que cosas más. La lucha ahí estaba, y de todos modos, debía ver la forma en que debía trabajar sin hacer más destrozos.

Le iba bastante bien sin sentirse presionado con las miradas sobre él.

Los platos y toda la vajilla había terminado intacta, al igual que todo la batería y cafeteras que ocupaban para cocinar. Lo que era mejor es que limpiar los pisos y las mesas había tomado menos del tiempo que acostumbraba…

Solo por presumirse a él mismo había movido la estufa y el refrigerados, quería ver si también tendría fuerza para eso. Había sido tan fácil como si hubiera empujado solo una puerta para entrar. Había alcanzado a limpiar a profundidad de todo el lugar gracias a su nueva fuerza y rapidez. Y no se había agotado nada.

La satisfacción que le alberga era increíble, y seguramente aquellas habilidades no solo iban a ser útiles para el trabajo… Podía vivir con eso.